martes, 8 de mayo de 2012

El erotismo en la literatura de las mujeres en occidente Parte II.

Cuatro acontecimientos marcan los destinos de la cultura occidental en la baja edad media: La Reforma Luterana, Las conquistas de Africa y América Latina, la Revolución industrial inglesa y la Revolución francesa, configurando nuevas geopolíticas y formas de ver el mundo. En la Revolución francesa las mujeres tuvieron un papel relevante, sin embargo a la hora de proclamar sus derechos como ciudadanas a la par de los hombres, son encarceladas y guillotinadas, el caso de Olimpia de Gouges en 1793. El régimen colonial en América Latina entre el siglo XV y el XIX se instituye con el poderío militar y económico despojando indígenas de sus territorios y somete a través de la cruz a las tradiciones espirituales indígenas instalando los valores, símbolos y significados del cuerpo y la sexualidad acuñados en la edad media. Las indígenas son violadas en masa, el mestizaje y la raza son un mito basados en la violencia del conquistador. El español es dueño de sus esposas, de sus hijos, de sus indígenas y de las otras mujeres. Se traslada desde España a nuestras tierras, la idea de unas mujeres para la fidelidad y la procreación y las otras mujeres, las malas, para divertirse. Las concubinas indígenas y mestizas dan a los señores españoles hijas e hijos bastardos. La doble moral campea. El racismo llega a ser además de una ideología una institución colonial que acusa de sucios, haraganes e inmorales a las y los indígenas, muchos de estos van a parar a las cárceles coloniales, otros y otras mueren esclavizados. Sin embargo la rebeldía mestiza e indígena se cuela en las "tradiciones coloniales": Las fiestas religiosas dominadas por las cofradías dirigidas por seglares, son orgías paganas que duran una semana, donde se consume chicha, licor y por supuesto se fornica. A pesar de las prohibiciones coloniales. En México Siglo XVII, Sor Juana Inés de La Cruz expresa su amor por la virreyna, fuera este amistoso o erótico; y enfrenta a los hombres en su sexismo: "Hombres necios que acusaís a la mujer sin razón". El erotismo es ingobernable a pesar de los tapujos de religión y orden civil.

FRAGMENTO DE POEMA A LA VIRREYNA. SOR JUANA INES DE LA CRUZ

"Ser mujer, ni estar ausente,
no es de amarte impedimento;
pues sabes tú que las almas
distancia ignoran y sexo.

¿Puedo yo dejar de amarte
si tan divina te advierto?
¿Hay causas sin producir?
¿Hay potencia sin objeto?
...
¿para que mi amor te vio?
¿por qué mi fe te encarezco,
cuando en cada prenda tuya
firma de mi cautiverio?"

Este erotismo emergente, es muy propio de America Latina, ya que las inglesas y norteamericanas no llegaron tan lejos. El protestantismo adusto permeó la cultura anglosajona, y las mujeres sólo suspiraron tras las cortinas, presas del romanticismo. Entre ellas las hermanas Bronte y Jane Austen, ellas fueron herederas del Romanticismo que idealiza el dolor y el sufrimiento síquico.
La medicina, la siquiatría, la policía y la política invaden el sexo: Oscar Wilde es enviado a prisión por homosexual en la Inglaterra puritana. Freud toma de los griegos el concepto de Eros y le da un nuevo significado: eros es el impulso vital, contra Tanatos, la muerte. Entre las dos guerras mundiales, las y los artistas van a recuperar la vitalidad y fortaleza del Eros. Virginia Woolf con su novela "Orlando" rompe el paradigma de la mujer inglesa. Su personaje es una mujer que hace el amor con hombres y vestida de hombre hace el amor con mujeres. La obra además abarca 3 siglos del XVI al XVIII "La atmósfera es fundamental y muy fuerte. Presencia constante de olores, sonidos, climas, emociones...Un aire abarrotado de sensaciones. Y ese tropel sensorial y de remembranzas se agita por momentos, convirtiendo en siglos un segundo y dejando espacio a la contemplación y el deleite sensitivo", tal como lo expone Roberto Ayuso en su crítica. Las y los surrealistas plasman el eros en su pintura, literatura, y otras artes. La sexualidad, los sueños, el inconsciente se vierten agitadamente en telas, relatos y esculturas: Dalí, Max Ernst, Leonora Carrington, Marc Chagall, Joan Miró y otras personalidades rupturistas reivindican el erotismo. Pero el erotismo tiene su máxima exponente en autoras como Anaïs Nin, norteamericana, viajera y escritora. En su "Delta de Venus",  nos habla de una relación amorosa de tres: June, Henry Miller y ella. En sus diarios, cuentos y novelas. Anís nombra lo innombrable para una mujer: EL DESEO SEXUAL.
Décadas después las francesas Margarite Duras y Marguerite Yourcenair reivindican el erotismo en sus obras.Marguerite Duras en "El Amante de la China del norte", narra la aventura de una bizarra adolescente francesa de quince años, que sostiene relaciones sexuales y amorosas con un hombre mayor chino, a espaldas de su madre. En "El hombre sentado en el pasillo", la autora es una voyerista que asiste al acto amoroso de dos amantes: "Ella se habría acercado lentamente, habría abierto los labios, y de golpe, habría tomado entera su extremidad suave y lisa...acariciándola con precaución, la lengua entre los dientes...Veo que nada es tan poderoso como ese deleite sino la prohibición formal de atentar contra él...lo que se acostumbra a llevar en la mente, ella lo lleva en la boca".

Marguerite Yourcenair en "Memorias de Adriano", se mete en la piel de un hombre, un emperador romano homosexual, Adriano, enamorado del efebo Antinoo, por el que funda en su honor la ciudad de Antioquía.

En América Latina, es Delmira Agustini  uruguaya (1888-1914),  activista feminista y poeta modernista quien retoma el lengua erótico en la poesía, se dice que después de Santa Teresa de Jesús es la poeta que se expresa desde su ser mujer. Poemarios como "El Rosario de Eros" y "Los cálices vacíos", están dedicados al amor y el deseo erótico:


"LA COPA DEL AMOR". Delmira Agustini
"¡Bebamos juntos en la copa egregia!
Raro licor se ofrenda a nuestras almas,
¡Abran mis rosas su frescura regia
a la sombra indeleble de tus palmas!
Tú despertaste mi alma adormecida
en la tumba silente de las horas;
a ti la primer sangre de mi vida
¡en los vasos de luz de mis auroras!
¡Ah! tu voz vino a recamar de oro
mis lóbregos silencios; tú rompiste
el gran hilo de perlas de mi lloro,
y al sol naciente mi horizonte abriste.
Por ti, en mi oriente nocturnal, la aurora
tendió el temblor rosado de su tul;
así en las sombras de la vida ahora,
yo te abro el alma como un cielo azul.
¡Ah, yo me siento abrir como una rosa!
Ven a beber mis mieles soberanas:
¡yo soy la copa del amor pomposa
que engarzará en tus manos sobrehumanas!
La copa erige su esplendor de llama...
¡Con qué hechizo en tus manos brillaría!
Su misteriosa exquisitez reclama
dedos de ensueño y labios de armonía.
Tómala y bebe, que la gloria dora
el idilio de luz de nuestras almas;
¡marchítense las rosas de mi aurora
a la sombra indeleble de tus palmas!"

Las mujeres devienen en la literatura de musas u objetos de Deseo a Sujetos múltiples de deseos diversos.
Silvia Ethel Matus Avelar. Poeta, feminista y socióloga. Mayo 2012